sábado, 5 de julio de 2014

Los valores son más centrales y estables que las actitudes. Las actitudes reflejan los valores más relevantes que una persona tiene sobre el mundo y sobre sí misma. Es decir, las actitudes son indicadores de los valores que posee un individuo.
Existen otros conceptos que deben distinguirse en relación con los de actitud y valor. Uno de estos es la opinión, que es la manifestación pública, por lo general verbalizada, de un sentimiento o creencia. Expresa un valor o una actitud. Otro concepto relevante es el de hábito, que es un comportamiento o modo regular de proceder adquirido por repetición de actos similares. Los hábitos se presentan con frecuencia en la vida cotidiana, pudiendo ser o no coherentes con alguna actitud determinada.
Cuando un hábito positivo es llevado a su máxima expresión se dice que la persona que lo desarrolla es virtuosa, porque tiene la destreza requerida para realizar algo o encarna una gran cualidad o virtud. Llegar a ser virtuoso exige mucha práctica, ya que la virtualidad debe conquistarse. Expresa un valor latente en nosotros, pero si no lo desarrollamos y ejercitamos no logra manifestarse.  
Creencia en el comportamiento e influencia
Las creencias están en la base de todo comportamiento, individual o colectivo. Debemos identificar y desligar las creencias para poder enfrentarnos con el estigma. Es cierto que las leyes y las políticas refuerzan el estigma, pero también las leyes y las políticas se originan en una o más creencias.
Al examinar las creencias, es muy importante tener presente que:
(a) las creencias pueden ser conscientes o inconscientes (por ejemplo, las normas sociales), de hecho, muchas creencias no son conscientes
(b) hay creencias contradictorias, especialmente en el campo de los conflictos de valores y creencias conscientes e inconscientes:
La tensión relativa de una situación influye en el grado en que las creencias conscientes se hacen a un lado durante una situación específica, permitiendo que predominen las creencias inconscientes. Al final del día, la creencia más fuerte es la que se impondrá.
El comportamiento no es cuestión de suerte. Más bien, el comportamiento tiene una estructura, se respalda con razones y es dirigido por las creencias y diversos niveles de concienciación. Así como la fraternidad médica cree que un conocimiento exacto y profundo del virus y del sistema inmunológico, nos permitirá enfrentarnos con efectividad al VIH/ SIDA, mediante vacunas y tratamientos, una o un científico social racional considera que un conocimiento exacto y profundo acerca de las creencias de las personas, nos permitirá entender el comportamiento y modificarlo para reducir la vulnerabilidad a la infección, así como lograr que el comportamiento de la gente sea favorable para las personas que presentan el VIH/ SIDA. La preservación también sirve a un propósito ecológico para mantener la función del ambiente total, tal como la protección de bosques que asegure el sostenimiento de agua para las poblaciones urbanas; o la protección de estuarios que sostenga una pesquería en el océano. Pero la preservación o la protección de recursos naturales no es sólo preocuparse de la conservación; un uso racional también implica conservación. Así, segar las mieses, limpiar el bosque, rozar los prados para el ganado, pescar, son actividades coherentes y necesarias; igualmente, se puede considerar una parte legítima del uso racional de recursos la caza de animales salvajes, cuando se llevan a cabo de forma que perpetúen el recurso y no lo pongan en peligro.
Educar a la población a través de las escuelas y medios de comunicación (TV, radio, periódicos) en el respeto por el medio ambiente y en la erradicación de pésimas costumbres de contaminación ambiental.
Imagen1: Valores, relación, actitud y creencias

 

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